L’Ape musicale

rivista di musica, arti, cultura

 

Indice articoli

lohengrin, jonas kaufmann, martina serafin

Lohengrin, el inseguro

 por Gustavo Gabriel Otero

Jonas Kafmann impacta como Lohengrin tembloroso, incómodo y con miedo el la puesta de Claus Guth. Excelente la batuta de Philippe Jordan.

PARIS, 18 de enero, 2017 - Una gran noche de ópera en París con el estreno de la producción escénica proveniente del Teatro Alla Scala de Milán de 2012, la presencia de un elenco de primera línea encabezado por Jonas Kaufmann, la excelencia de los cuerpos estables de la Ópera de Paris y la joven pero ya experimentada y segura batuta de Philippe Jordan.

El inicio del Preludio de Lohengrin expuesto en forma lenta y resaltando las texturas orquestales, la claridad y la sutileza dio la pauta de una versión orquestal suntuosa y profunda de la obra. No hubo en la interpretación lugar para el trazo grueso o el desborde. Se acentuó el romanticismo pero también hubo perfección en las fanfarrias y en los momentos heroicos. Un excelente trabajo de Philippe Jordan con una respuesta de primer nivel de todas las secciones de la Orquesta de la Ópera Nacional de París.

Al levantarse el telón nos encontramos con una escenografía, que casi no cambiará en las tres horas y media siguientes, compuesta por un patrio interno con un edificio de tres pisos con seis puertas por piso en el fondo y tres en cada costado. La puesta de Claus Guth con dramaturgia de Rommy Dietrich traslada la acción a los años 1850 en Alemania y Lohengrin pasa a ser una criatura frágil que busca constantemente escapar o esconderse, que se pasea por la acción con actitudes de estar siempre incómodo. No hay aquí cisnes, caballeros, gloria o armas pues se ha quitado cualquier referencia al mundo medieval evocado en el libreto, sino introspección psicológica. La puesta luce pensada, correctamente elaborada, más simbólica que romántica y muy trabajada. Si se adhiere al cambio de época, funciona, y si no se admite no molesta, lo cual ya es mucho decir. Los pocos pero sonoros abucheos del público al equipo escénico quizás denoten el cansancio de la gente con este tipo de propuestas aunque ésta en particular no sea provocativa y sin sentido como muchas de las que recorren los escenarios líricos.

Quizás la iluminación de Olaf Winter sea lo mejor de la faz visual con sorprendentes climas y belleza en cada momento; mientras que la escenografía y el vestuario de Christian Schmidt fueron funcionales al concepto de la puesta. Al blanco del traje de Elsa se le superpone el negro de Ortrud y al sencillo pantalón negro y camisa blanca de Lohengrin los ricos atuendos burgueses de Telramund y el coro o el sobrio traje militar del Rey Enrique. Cuando el autor prevé espacios abiertos estos son cerrados marcando un clima opresivo. Un piano permanecerá en escena casi toda la obra y será entre otras cosas lugar de las reminiscencias de Elsa teniendo a Ortrud como una cruel tutora. A la ambientación se suma un árbol en el primer acto o una mesa en el segundo. Cuando se pide en el libreto la cámara nupcial ésta se convierte en un jardín con estanque de reminiscencias paradisíacas.

Jonas Kaufmann impacta con este Lohengrin tembloroso, incómodo y con miedo que asume con total convicción escénica y sus poderosos medios vocales. Luego de una pausa de casi cinco meses, por un hematoma encontrado en sus cuerdas vocales, no hay atisbo de problemas en su emisión. Su voz se proyecta con grandeza en la gran sala de La Bastilla y su calidad vocal está intacta. Su agudo es firme y glorioso, su color -con un dejo baritonal- encantador, su fraseo elegante y su compenetración magnífica. Sus intervenciones iniciales en el primer acto fueron muy cuidadas y su prestación vocal fue en crecimiento hasta alcanzar un tercer acto de antología con la excelencia del manejo de su media voz y de los pianísimos.

René Pape aportó el terciopelo de su voz al Rey Enrique y algún agudo problemático no empaña su exquisita labor. Un gran Telramund ofreció el bajo-barítono polaco Tomasz Konieczny tanto por la línea de canto como por su actuación.

Martina Serafin fue una Elsa interesante con buen fraseo y timbre algo duro y color metálico. Mientras que Evelyn Herlitzius como Ortrud conmovió por su pasional entrega al personaje, y por su excelente registro central mientras que en el agudo se evidenció una tendencia al descontrol.

Muy bien servido el Heraldo por Egils Silins, correcto el resto del elenco y excelente el Coro de la Ópera de París, que prepara José Luis Basso, con una prestación de gran nivel.

foto Monika Rittershaus

París (Francia), 18/01/2017. Ópera Nacional de París Bastille. Richard Wagner: Lohengrin. Ópera romántica en tres actos. Libreto de Richard Wagner. Claus Guth, dirección escénica. Christian Schmidt, escenografía y vestuario, Volker Michl, coreografía. Ronny Dietrich, dramaturgia. Olaf Winter, iluminación. Jonas Kaufmann (Lohengrin), Martina Serafin (Elsa von Brabant), René Pape (Heinrich der Vogler), Tomasz Komieczny (Friederich von Telramund), Evelyn Herlitzius (Ortrud), Egils Silins (Heraldo), Hyun-Jong Roh, Cyrille Lovighi, Laurent Laberdesque y Julien Joguet (Nobles de Brabante). Orquesta y Coro Estable de la Opéra National de ParísDirector del Coro: Jo Luis Basso. Dirección Musical: Philippe Jordan.

 


 

 

 
 
 

Utilizziamo i cookie sul nostro sito Web. Alcuni di essi sono essenziali per il funzionamento del sito, mentre altri ci aiutano a migliorare questo sito e l'esperienza dell'utente (cookie di tracciamento). Puoi decidere tu stesso se consentire o meno i cookie. Ti preghiamo di notare che se li rifiuti, potresti non essere in grado di utilizzare tutte le funzionalità del sito.