L’Ape musicale

rivista di musica, arti, cultura

 

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Una aproximación al genio de Salzburgo en español

Por José Noé Mercado

L. Gutiérrez Ruvalcaba
Un hombre que era música: Mozart en Viena
225 paginas
ISBN-13 ‏ : ‎ 979-8528477886
agosto 2021

En la bibliografía mexicana que documenta la esfera musical clásica es frecuente encontrar la recopilación de crónicas y reseñas, la reflexión y el análisis específico de obras, compositores y periodos históricos, e incluso el compendio de artículos y entrevistas —por su extensión periodística— de breve y compacto aliento.

Más raro es el amplio abordaje biográfico de un personaje para construir su biografía y su catálogo, bien integral o de un momento creativo preciso, para discurrir sobre su importancia y trascendencia en el arte sonoro.

A este segundo bloque se inscribe Un hombre que era música: Mozart en Viena, libro del crítico musical mexicano Luis Gutiérrez Ruvalcaba (Guadalajara, Jalisco, 1949), disponible en edición física de pasta blanda y digital a partir del 17 de agosto de este 2021 en diversos dominios de Amazon (entre ellos los correspondientes a México, Estados Unidos, Brasil, Alemania, Francia, Reino Unido, España e Italia).

Esa concepción ambiciosa del libro, con el objetivo de aproximarse a Wolfgang Amadeus Mozart, no sólo a una de las figuras referenciales de la música occidental, sino de manera particular a su última década de vida, uno de sus periodos creativos más fértiles y complejos (Die Entführung aus dem SerailLe nozze di FigaroDon Giovanni, Così fan tutte, La clemenza di Tito y Die Zauberflöte, esas catedrales operísticas monumentales son muestra de ello), distingue de entrada la publicación de Gutiérrez Ruvalcaba.

Puesto que el autor asume, además, el reto de dibujar el contexto socio-familiar de aquellos años en Viena que pusieron a prueba el instinto creativo y la fuerza artística de Mozart, quien sufrió diversas escisiones interiores y (condiciones) laborales, que si bien lo desgastaron y enfurecieron incluso, le granjearon una independencia vital y estética que no se había visto en la historia del oficio de la composición musical con semejante contundencia.

La escritura de Un hombre que era música: Mozart en Viena es un compendio de desafíos, que Luis Gutiérrez Ruvalcaba sortea, uno a uno, con pericia estructural y conocimiento sustentado y riguroso. En principio, porque este libro fue escrito para sobrellevar el confinamiento impuesto por la actual pandemia ocasionada por el virus SARS CoV-2 causante de la Covid-19.

La angustia provocada por las sirenas de ambulancia que el autor reconocía al momento de leer, escribir y escuchar música con mayor tiempo del destinado en la cotidianeidad pre-pandémica, se apaciguaba al trasladarse a Viena como investigador musical, en esos años entre 1781 y 1791, capitales en la obra de su compositor más admirado, sin descuidar los 25 años previos en los que irrumpió aquel genio artístico, primero como niño prodigio y después como un joven lúdico y de talento inocultable.

Es sencillo encontrar el primero de los dos epígrafes del libro, uno que contiene palabras de Gioachino Rossini y suponer que, de cierta manera, es también una declaratoria del autor: “Mozart fue la admiración de mi juventud, la desesperación de mis años maduros y el consuelo de mi vejez”.

Pero, en segunda instancia, y como su mismo caso lo demuestra, sobre Mozart no se ha dejado de reflexionar durante más de dos siglos y medio, toda vez que la relevancia vigente de su obra admite y reclama múltiples miradas, diversos ángulos de enfoque y aproximaciones personales para aquilatar su admirable aportación a la historia del arte. Escribir sobre alguien tan reconocido y estudiado y aun así encontrar vetas nuevas es una prueba superada.

Para ello, Gutiérrez Ruvalcaba se vale de un aparato bibliográfico robusto (más de 30 libros de diversos autores, de los cuáles la única voz mexicana y en español es la de él mismo —Una visita a cuatro óperas de Mozart. México: Universidad Autónoma Metropolitana, 1997—, lo que en todo caso refrenda su interés por el compositor a lo largo de los años y el refinamiento de su mira para captarlo de una manera más nítida.

Y es que esa riqueza y variedad de fuentes permite al autor distinguir el hecho y la documentación exacta, de la necesaria hipótesis o de la simple especulación, misma que tiende a descartar, lo que en otras palabras puede describirse como autoridad en la materia.

Luis Gutiérrez Ruvalcaba utiliza un lenguaje claro, sin florituras ni metáforas, lo que le permite un ritmo constante que dispersa toda posible aridez histórica. De hecho, el lector puede percibir con gran naturalidad el armado del contexto histórico previo a los años vieneses que desea enfocar con Mozart como gran protagonista, lo que contribuye a que no se pierda en la lectura, ni entre la gente que rodeaba al compositor, su proceso biográfico, su trayectoria profesional, ni menos aún en su sentir creativo y anímico.

El desgrane limpio de cartas, por ejemplo, el análisis de las rivalidades, intrigas y envidias e incluso de los honorarios percibidos por el compositor —o la expectativa de los que no se concretaron, lo que en el mayor de los casos se tradujo en tanta aflicción para Mozart como la que le ocasionarían sus constantes enfermedades—, resultan notables para lograr la empatía necesaria y acceder a la mirada del músico nacido el 27 de enero de 1756, en Salzburgo.

Gutiérrez Ruvalcaba estructura su libro en ocho capítulos (Independencia; Konstanze y Constanze; Éxitos iniciales y Salzburgo; En boca de todos; Le nozze di Figaro; Dos viajes a Praga; Los años oscuros y El último año en la vida de Mozart) que se subdividen a fin de ofrecer una claridad temática de tinte clásico, como el periodo artístico en el que Wolfgang Amadeus Mozart fuera una referencia.

Son 225 páginas, aderezadas con 154 notas, en las que el autor perfila no sólo personajes (Mozart, su hermana, su padre, su esposa, el Emperador, el Arzobispo, empresarios, libretistas, editores, colegas), sino toda una época en la que la ópera —sin detrimento de otros géneros abordados por el compositor, como el Requiem— era el arte escénico y musical por excelencia y uno de los que más feliz y satisfecho hicieron sentir a Mozart lo largo de sus 35 años de vida.

Por si el mérito de este libro no fuera suficiente, es preciso decir que Luis Gutiérrez Ruvalcaba transita por su travesía con un lenguaje y estilo personal, lo que resulta significativo porque es evidente que no es el primero ni el último interesado que escribe sobre Mozart y hacerlo desde una identidad propia siempre resultará un aporte.

En la Introducción de Un hombre que era música: Mozart en Viena, escribe Luis Gutiérrez Ruvalcaba: “La literatura sobre la vida y obra de Mozart es muy abundante en alemán, francés e inglés. Algunos de los textos sobre Mozart se han traducido al español, con resultados variables en cuanto a su calidad; no obstante, lo que se ha publicado al respecto escrito originalmente en español es ridículamente escaso”. Gracias a su trabajo minucioso, entusiasta y ameno —y en ello estriba su mayor logro—, dicha escasez ya no será tan ridícula.

Quizá por ello llegó desde las primeras semanas al top five de ventas en la categoría de libros de Historia y crítica de la música de Amazon, donde continuará disponible.


 

 

 
 
 

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