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Don Carlo atemporal

por Gustavo Gabriel Otero

Regresa  en París la producción de Krzysztof Warlikowski para la obra maestra de Verdi, esta vez en la versión italiana en cinco actos. A pesar de la deserción de Roberto Alagna, la rendición musical se reserva más que un motivo de entusiasmo.

PARIS, 25 octobre 2019 - Con elenco esplendoroso y la misma puesta en escena del año 2017 para la versión francesa o sea Don Carlos (ver la resena) la Opéra National de Paris presentó el Don Carlo de Verdi, en su versión italiana en cinco actos también denominada de Módena.

Krzysztof Warlikowski en la dirección escénica introdujo algunos cambios en los movimientos escénicos del primer acto y en la caracterización de Don Carlo que en esta ocasión aparece vestido de sacerdote -quizás fue la forma con la que pudo incorporarse al cortejo del embajador español- con respecto a su puesta original de 2017. Los aciertos y virtudes -pocos- y los aspectos fallidos de una producción más fría que provocadora, estática y vacía se mantuvieron casi intactos.

El marco escénico de Małgorzata Szczęśniak incorpora un inmenso espacio, casi vacío, cuyo piso y paredes están cubiertos de madera que se mantiene casi igual a lo largo de los cinco actos, con sólo algunos cambios: una sala de esgrima, una jaula roja y la celda gris de la prisión que aparecen desde la izquierda, un cine privado y las gradas de los participantes del auto de fe que salen desde atrás. El vestuario, también de Szczęśniak, no tiene un anclaje temporal determinado. Se mezcla vestuario de los años 50’ o 60’ del siglo pasado, con trajes militares más actuales y hasta totalmente contemporáneos. En un producto que, a pesar de su buena factura, sólo produce confusión.

Pero sin dudas en lo musical la versión rozó la excelencia.

Fabio Luisi condujo con pericia al Orquesta Estable de la Ópera de París con estilo perfecto, intensidades adecuadas, manejo prolijo y meticuloso de los tiempos y las intensidades, cuidado permanente en el balance entre el foso y la escena y verdadero nervio verdiano. Sin dudas un trabajo de real primer orden.

El Coro, que dirige José Luis Basso, fue nuevamente uno de los grandes triunfadores de la velada. La dosificación perfecta de matices, de claroscuros, de cohesión y de intensidades varias fueron un verdadero lujo dentro de ésta Grand Opéra.

Roberto Alagna inició en forma brillante su Don Carlo durante el primer acto y buena parte del segundo. Algún agudo alcanzado con dificultad no permitía conocer que el tenor francés comenzó la representación engripado y que durante el primer intervalo decidió cancelar su presentación. Una gran desilusión para el público que lo apreció en esta primera parte en plana forma.

De apuro se convocó al tenor de reemplazo o cover, el español Sergio Escobar, que luego de un tercer acto impreciso y pleno de nervios -que se trasladaron a todos los solistas- fue creciendo a medida que avanzó la representación logrando un digno resultado. La voz es grande, la emisión no es refinada pero resulta correcta y su actuación es razonable.

Aleksandra Kurzak debutó con gran suceso el rol de Elisabeta. Kurzak es una lírica que se atreve a más y que sabe administrar sabiamente sus recursos con línea de canto inmaculada, sutilezas, medias voces y pianísimos.

René Pape fue un verdadero lujo como Filippo II con su registro de bello color y la profundidad de interpretación que solo tienen los grandes artistas.

El barítono canadiense Étienne Dupuis no defraudó como Rodrigo; tiene una de voz cálida, bien timbrada, elegante línea de canto y adecuada emisión.

Pero sin dudas los momentos más profundamente conmovedores de la noche estuvieron a cargo Anita Rachvelishvili quien fue una Princesa Eboli sencillamente deslumbrante. Desde las sutilezas de la Canción del Velo a la arrolladora versión de O don fatale todo fue placer auditivo para escuchar una mezzosoprano de cautivante color vocal, agudos brillantes y graves sonoros y profundos de verdadera intensidad a la italiana.

Muy correcto el Gran Inquisidor de Vitalij Kowaljow, homogéneo y profesional el resto del elenco.

París (Francia), 25/10/2019. Ópera Nacional de París Bastille.Giuseppe Verdi: Don Carlo. Ópera en cinco actos (versión en italiano). Libreto de Joseph Mérry y Camille Du Locle, versión italiana de Achille de Lauzières y Angelo Zanardini. Krzysztof Warlikowski, dirección escénica. Małgorzata Szczęśniak, escenografía y vestuario. Christian Longchamp, dramaturgia. Claude Bardouil, coreografía. Felice Ross, iluminación. Denis Guéguin, vídeo. Roberto Alagna / Sergio Escobar (Don Carlo), René Pape (Filippo II), Aleksandra Kurzak (Elisabetta di Valois), Anita Rachvelishvili (Princesa de Éboli), Étienne Dupuis (Rodrigo), Vitalij Kowaljow (Gran Inquisidor), Ève-Maud Hubeaux (Tebaldo), Sava Vemić (Un monje), Julien Dran (Conde de Lerma), Vincent Morell (Heraldo Real), Tamara Banjesevic (Voz del cielo), Pietro Di Bianco, Daniel Giulianini, Mateusz Hoedt, Tomasz, Kumięga, Tiago Matos y Alexander York (diputados flamencos). Orquesta y Coro Estable de la Opéra National de París. Director del Coro: José Luis Basso. Dirección Musical: Fabio Luisi.


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