Estrellas en la bohardilla
por Gustavo Gabriel Otero
La bohème, un trabajo de Zeffirelli realmente inolvidable, un público entusiasta, buen elenco vocal y las profesionales huestes artísticas de Metropolitan Ópera: el disfrute está asegurado.
Nueva York, 19/11/2016 - Encontrarse con la representación número 1.297 de La bohème y con una producción bella y clásica de Franco Zeffirelli estrenada en 1981 siempre genera satisfacción general. Si le sumamos un público entusiasta, buen elenco vocal y las profesionales huestes artísticas de Metropolitan Ópera el disfrute está asegurado.
La puesta sigue deslumbrando a los espectadores por su potencia visual y dramática, por la perfección de los movimientos de masas y por los detalles de escenografía. La bohardilla es pequeña como corresponde, los movimientos están bien trazados y hasta sale humo de las chimeneas. El segundo acto es deslumbrante: pleno de detalles, figurantes y magnificencia. En el tercero la niebla y la nieve dominan la escena. Todo parece natural y hasta se vislumbra el paso de transeúntes por detrás pero sin molestar nunca la escena principal. Un trabajo de Zeffirelli realmente inolvidable y que a más de treinta años de su concepción sigue rindiendo sus frutos y que impacta al verlo en vivo por más que todos lo vislumbramos en grabaciones comerciales o transmisiones televisivas.
Nuevamente Marco Armiliato fue puntal de la representación con una versión orquestal suntuosa sin perder el necesario apoyo a los cantantes y cuidar el equilibrio entre el foso y la escena.
Piotr Beczala fue un Rodolfo ideal con emisión pareja, registro homogéneo y potente timbre bellamente tenoril. Sin dudas una de las grandes estrellas del momento que revalida sus laureles dentro del escenario.
Kristine Opolais fue una adecuada Mimí. Su voz es pequeña pero bien manejada y con adecuada proyección. Actúa con corrección y su prestación crece a medida que avanza la representación finalizando el cuarto acto con notable convicción y manejando con soltura el desenlace hacia la muerte. Encuentra la forma de interpretar ese acto como si Mimi se fuera apagando. Con todo no parece merecer el estrellato mundial del que goza.
Seguro, musical y compenetrado el Marcello del barítono oriundo de la ciudad natal de Puccini (Lucca) Massimo Cavalletti, quien con más de 100 funciones en este rol lo conoce perfectamente y saca excelente partido de él.
Debutante en el Met la soprano rumana Brigitta Kele demostró excelentes condiciones como Musetta. De bella presencia dio el carácter perfecto tanto vocal como actoral a su personaje.
Poderosa la voz de Ryan Speedo Green como Colline, adecuado Patrick Carfizzi como Schaunard, un pequeño lujo el veterano Paul Pliska en doble rol (Benoit – Alcindoro), correcto resto del elenco en sus breves roles y con eficacia y corrección los Coros que dirige Donald Palumbo.
Photo by Ken Howard/Metropolitan Opera.
Nueva York, 19/11/2016. Metropolitan Opera House. Lincoln Center for the Performing Arts. Giacomo Puccini: La Bohème. Ópera en cuatro cuadros. Libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en ‘Scènes de la vie de bohème’ de Henri Murger. Franco Zeffirelli, dirección escénica y escenografía. Peter J. Hall, vestuario. Gil Wechsler, iluminación. J. Knigthen Smit, repositor. Kristine Opolais (Mimí), Piotr Beczala (Rodolfo), Brigitta Kele (Musetta), Massimo Cavalletti (Marcello), Patrick Carfizzi (Schaunard), Ryan Speedo Green (Colline), Paul Plishka (Benoit y Alcindoro), Daniel Clark Smith (Parpignol), Yohan Yi y Joseph Turi (Aduaneros). Orquesta y Coro Estables del Metropolitan Opera. Director del Coro: Donald Palumbo. Dirección Musical: Marco Armiliato.
