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Marcelo Alvarez e Eva Maria Westbroek in Tosca a Buenos Aires

Cavaradossi vuelve a su casa

 por Gustavo Gabriel Otero

El gran tenor argentino Marcelo Álvarez regresa a su país luego de años de no estar en un escenario de la Argentina. Su Mario Cavaradossi es de extraordinario nivel canoro.

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Buenos Aires, 20/08/2016 - El Teatro Colón repuso la puesta escénica de Tosca firmada originalmente en 1992 por Roberto Oswald (1933-2013) con tres protagonistas de verdadero nivel internacional acompañados de buenas voces locales y un director musical argentino de primera línea.

La escenografía imaginada por Roberto Oswald sigue luciendo monumental y bella. Los espacios son amplios lo que da sensación de suntuosidad. Dentro de una concepción realista, aunque no se reproduzcan los espacios romanos con fidelidad fotográfica, se destacan los magníficos detalles barrocos tanto en la Iglesia del primer acto como en la sala Palacio del segundo. Muy pocos elementos corpóreos acompañan la concepción escenográfica: la pila con la Virgen y el palco del pintor en el primer acto y mesas, sillas y escritorio en el segundo. En el tercer acto nos encontramos con un gigantesco ángel en la terraza del Castel Sant’ Angelo al fondo y dos planos de la misma terraza. Tosca no se arroja al vacío en el fondo del escenario -como es casi habitual- sino por delante.

De fidelidad temporal y excelente diseño el vestuario de Aníbal Lápiz. Bien repuesta la iluminación original de Oswald por parte de Rubén Conde y razonable los movimientos escénicos que, como se indicó en el programa de mano, se deben a la concepción de Oswald pero fueron realizados como director escénico por su habitual colaborador Aníbal Lápiz. No obstante se notaron algunos cambios en los movimientos escénicos, en ciertos momentos pareció que los solistas habían quedado librados a su suerte y se añoró la milimétrica marcación de masas -casi una especialidad de Oswald- en toda la escena del Te Deum que se vio un poco saturada de coro y figurantes.

La soprano holandesa Eva-Maria Westbroek fue una Tosca de gran caudal vocal y potencia, cierto vibrato y algún agudo destemplado. No defraudó pero tampoco brilló, lo que no resulta razonable para su exitosa carrera y sus poderosos medios vocales. Sus mejores momentos fueron en el primer acto, resintiéndose su prestación a medida que se desarrolló la representación. Su gran aria del segundo no logró tener toda la pasión, la sutileza y la expresividad que merece. En el tercer acto lucía cansada y sus agudos casi llegan al quiebre. Con todo fue eficaz en su desempeño actoral.

Toda la expectativa estaba puesta en el gran tenor argentino Marcelo Álvarez a su regreso a su país luego de años de no estar en un escenario de la Argentina. Su Mario Cavaradossi cautivó con la belleza de su voz y su timbre homogéneo y meridional. La emisión se mantiene fresca, dúctil, franca. No hay atisbo de cansancio y la línea de canto es tan perfecta al inicio de la representación como en su última frase. Se dio el gusto de dar una clase de belcantismo con filados, pianísimos, matices y sutilezas por doquier. Con una musicalidad sin mácula quizás lo único que en momentos le juega en contra es su parquedad actoral que compensa con su extraordinario nivel canoro.

El barítono malagueño Carlos Álvarez fue un Scarpia menos despiadado que de costumbre, con emisión noble, decir elegante y adecuado volumen, aunque no suficiente en algunos pasajes.

Desde la veteranía de Luis Gaeta como el sacristán a la juventud del pastor de Julieta Unrein, el resto del elenco cumplió con creces su cometido. Mario de Salvo fue en recio Angelotti, Segio Spina un intrigante Spoletta, mientras que Fernando Grassi fue un adecuado Sciarrone y Carlos Esquivel un Carcelero de esmerada corrección.

Carlos Vieu condujo con su habitual pericia y vuelo a la Orquesta Estable logrando un buen balance entre el foso y la escena, salvo en el Te Deum en que las masas opacaron al barítono Carlos Álvarez. Los desajustes de los bronces al principio del tercer acto ya parecen parte del inventario del Teatro Colón y es difícil que no se produzcan en algún momento de todas las óperas que suben a su escenario.

Muy buenos tanto el Coro de Niños como el Coro Estable del Teatro, preparados por César Bustamante y Miguel Martínez respectivamente.

Prensa Teatro Colón /Arnaldo Colombaroli (planos largos) Máximo Parpagnoli (planos medios)

Buenos Aires, 20/08/2016. Teatro Colón. Giacomo Puccini: Tosca. Opera en tres actos, libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, inspirado en el drama homónimo de Victorien Sardou. Roberto Oswald, concepción escénica, escenografía e iluminación. Aníbal Lápiz, dirección escénica y vestuario. Christian Prego, escenógrafo asociado. Rubén Conde, repositor de la iluminación. Eva-María Westbroek (Floria Tosca), Marcelo Álvarez (Mario Cavaradossi), Carlos Álvarez (Barón Scarpia), Mario De Salvo (Angelotti), Luis Gaeta (Sacristán), Sergio Spina (Spoletta), Fernando Grassi (Sciarrone), Carlos Esquivel (Carcelero), Julieta Unrein (Voz del Pastor). Orquesta y Coro Estables del Teatro Colón. Coro de Niños del Teatro Colón. Director del Coro Estable: Miguel Martínez. Director del Coro de Niños: César Bustamante. Dirección Musical: Carlos Vieu.

 

 


 

 

 
 
 

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